En toda comunicación existen 2 niveles:
- Intelectual: hace referencia al lenguaje verbal, a la información concreta, datos, ideas, etc. En él transmitimos pensamientos.
- Emocional: comprende al lenguaje no verbal. Es decir, las miradas, tonos de la voz, gestos, actitudes, etc. En este nivel transmitimos emociones y sentimientos.
¿Cómo se perciben nuestros mensajes? Se dice que un 30% es lo que decimos y un 70% cómo lo decimos. Esto demuestra el impacto que tiene la comunicación no verbal. Por tanto, debemos tener muy presente cómo nos manejamos en el uso del lenguaje de las emociones y sentimientos.
Comunicar es poner en común, compartir. Es un proceso que se realiza en 5 pasos:
- Elaboración de la idea.
- Codificación de la idea.
- Transmisión del mensaje.
- Decodificación.
- Recepción por el destinatario.
El proceso de degradación del mensaje
Solemos dar por hecho que lo que decimos está claro y nos cuesta creer que no sea así. Pero la realidad es que el proceso suele ser el siguiente:
- El emisor piensa el 100% de lo que quiere transmitir. Pero solamente transmite el 80%
- El receptor percibe un 60% de lo que le transmiten. Y de eso interpreta un 50%.
Por lo tanto, hay 3 tipos de mensajes:
- El mensaje pensado o proyectado: aquel que el emisor intenta transmitir.
- El mensaje transmitido: el realmente transmitido y que está en el canal de comunicación.
- El mensaje recibido: el decodificado y comprendido por el receptor.
Es evidente que se producen diferentes circunstancias que obstaculizan la comunicación eficaz. El proceso de degradación del mensaje sigue la siguiente secuencia:
- Lo que se quiere decir
- Lo que se sabe decir.
- Lo que se dice.
- Lo que se oye.
- Lo que se escucha.
- Lo que se comprende.
- Lo que se acepta.
- Lo que se retiene.
- Lo que se pone en práctica.
Todo esto podría resultar desalentador para aquellos que piensan que comunicar es sencillo. Por otro lado, nos invita a reflexionar sobre la importancia de mejorar nuestras habilidades comunicativas y el impacto que tiene lo que decimos y cómo lo decimos. Y a no dar por supuestas muchas cosas.
La historia del Sabio y el Rey
Según el poeta alemán Friedrich Hölderling, el lenguaje es el bien más precioso y a la vez el más peligroso que se ha dado al hombre. Es una sabia reflexión. Pensemos en la importancia de cómo se dicen las cosas. Para abundar en ello, a continuación os dejo la historia del Sabio y el Rey. Tal vez ya la conozcáis, pero ilustra muy bien la importancia de transmitir adecuadamente y hacerlo con inteligencia. Emocional en este caso.
Un Rey soñó que había perdido todos los dientes. Después de despertar, mandó llamar a un Sabio para que interpretase su sueño.
«¡Qué desgracia, mi señor!» exclamó el Sabio, «Cada diente caído representa la pérdida de un pariente de vuestra majestad».
«¡Qué insolencia!» gritó el Rey enfurecido, «¿Cómo te atreves a decirme semejante cosa? ¡Fuera de aquí!»
Llamó a su guardia y ordenó que le dieran cien latigazos.
Más tarde ordenó que le trajesen a otro Sabio y le contó lo que había soñado. Éste, después de escuchar al Rey con atención, le dijo:
«¡Excelso señor! Gran felicidad os ha sido reservada. El sueño significa que sobrevivirás a todos vuestros parientes».
Se iluminó el semblante del Rey con una gran sonrisa y ordenó que le dieran cien monedas de oro.
Cuando éste salía del Palacio, uno de los cortesanos le dijo admirado: «¡No es posible! La interpretación que habéis hecho de los sueños es la misma que el primer Sabio. No entiendo porque al primero le pagó con cien latigazos y a ti con cien monedas de oro».
«Recuerda bien, amigo mío», respondió el segundo Sabio, «que todo depende de la forma en el decir… uno de los grandes desafíos de la humanidad es aprender a comunicarse».
De la comunicación depende, muchas veces, la felicidad o la desgracia, la paz o la guerra. Que la verdad debe ser dicha en cualquier situación, de esto no cabe duda, más la forma con que debe ser comunicada es lo que provoca en algunos casos, grandes problemas.
La forma de decir las cosas puede cambiar el ánimo y disposición de quienes nos escuchan.
Muy verdadero y sabio
Gracias